domingo, 9 de diciembre de 2012

Camelia Cupcakes


Los cupcakes son un concepto culinario, que si bien es cierto no es nuevo, poco a poco ha ido ganando terreno en la sociedad. Preparación de procedencia estadounidense y ampliamente expandida por el mundo, los cupcakes son hoy en día muy comunes de ver en la televisión, eventos gastronómicos y celebraciones que intentan tener un estilo moderno y vanguardista. Sin embargo, y pese a la popularidad que han recibido los cupcakes en Chile, no han sido realmente explotados por el mercado, exceptuando claro, el único caso de una tienda especializada: Camelia.

Con una casa matriz en Lo Barnechea y algunos stands en diferentes malls de la capital, Camelia ofrece a sus clientes la posibilidad de comprar distintos tipos de cupcakes tanto en sabor y diseño.

Un cupcake, también conocido como fairy cake, patty cake o pastel de taza, es una pequeña tarta para una persona, frecuentemente cocinada en un molde similar al empleado para hacer magdalenas o muffin, y existe una infinidad de posibles combinaciones tanto en sabor como en rellenos, decoración, coberturas, etc.

Camelia ofrece a sus clientes una opción para comprar cupcakes a un precio relativamente accesible (1200 pesos la porción), con más de 20 opciones para escoger y con distintos motivos de decoración, pero el cliente debe satisfacerse con un cupcake sin relleno.

Como habrán podido darse cuenta, los más audaces lectores, soy ir decirlo de una forma simple, fan de los cupcakes...y me refiero a los cupcakes en general, al producto en sí y a la búsqueda por el cupcake perfecto, a la correcta combinación de sabores, o a la recreación de clásicos como el redbelvet o vainilla berries. Es por eso, y por mi condición de cupker maker, que me siento en la obligación de comentar Camelia.

En términos generales la propuesta es simple y atrayente, un lugar que se especializa en un tipo de preparación que está a la moda, tiene un estilo parecido a Dunkin Donuts en el sentido de la venta y de la disposición del producto en la tienda, pero también podemos analizarlo como una especie de carrito con sus stands en malls, que pretende acercar la venta del cupcake al cliente, y cambiar su concepción de este, como un snack que puede adquirir en cualquier instancia, y no requiere de una ocasión especial para tomar en cuenta su producto. Por lo que en términos generales Camelia resulta atractivo para un público que conoce el producto.

Es bueno también mencionar que Camelia apunta a un sector acomodado de la sociedad, ya que se ubica en el sector Oriente de la capital. Aunque claro está la gente que está dispuesta a transar el equivalente monetario de un kilo de pan por un panecillo colorido, no es precisamente quienes viven en sectores más populares de la región metropolitana.
Por otra parte y entrando a temas más apetitosos, la elaboración de los cupcakes deja bastante que desear a quienes conocen el rubro, y pese a variada gama de opciones que ofrece, no sale de lo tradicional en sabores y no juega con la versatilidad que les ofrece su propio producto. En cuanto a decoración se trata, se nota el dejo de la producción en masa sobre sus cupcakes, y no se observa un trabajo con terminaciones detallas o elementos más complejos, en otras palabras, le falta amor al proceso de decoración, y aunque no estoy familiarizada con el proceso y no se sí es a mano o industrializado, sin lugar a duda podría mejorar bastante.
Fuera de los puntos anteriores, Camelia se gana mis respetos por incursionar en un rubro, con grandes potencialidades pero poco explotado y por su propuesta de merchandising. Rescato también la forma en que han decidido vender su producto, tanto en forma individual como por mayores cantidades, y ofrecer opciones de personalización de tortas hecha de cupcakes, y la práctica y llamativa forma de vender los cupcakes en cajitas plásticas, tanto si compraste una unidad como sí llevas la docena.
Mi llamado no es otro que a probar Camelia, pero no quedarse sólo ahí, sino que también a intentar experimentar con esta simple pero poderosa preparación, y a sacar propias conclusiones acerca de estos ¡deliciosos pastelitos!

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